martes, 28 de julio de 2015

Carta de la hija de un taxista

Todos hablan, critican y critican; pero no saben lo difícil que es ser taxista, solo los ven como los malos, como todo. 

 Yo sé lo difícil que es, estar todo un día sentado detrás de un timón, aguantando insultos, groserías entre otras cosas. Mi padre todos los días se va a las seis de la mañana regresa tipo diez de la noche, y desde que tengo uso de razón lo hace; soy quien soy por él, estoy orgullosa de que sea taxista, me conozco Cartagena por él, sé lo bueno y lo malo, y soy profesional gracias al esfuerzo de la familia.

 Que a veces dice que no para algunos barrios, sí y lo apoyo, ya lo han atracado más de dos veces, su vida ha corrido peligro y no quiero imaginar qué pasaría si él no estuviese. 

 Como seres humanos que somos, vivimos pendiente a los errores de una persona para resaltarlos. Te animo a que te pares frente de un espejo y empieza a enumerar, todos tus defectos, todas las cosas que a diario haces mal, y ¿quién te juzga? Nadie. Pero tú si juzgas a alguien sin saber cómo es la situación. 

 No es fácil ser taxista y mucho menos si tienes un problema en la columna que día a día se complica.

 No es fácil, leer y escuchar comentarios déspotas hacia estos señores que bien o mal nos prestan un servicio. 

 Si todos en vez de mirar los errores, buscáramos soluciones les aseguro que sería diferente. Si por mi fuera mi papa no trabajara más, si por mi fuera le dijera que no les haga carrera, lastimosamente somos de estrato medio-bajo y toca sudar y guerrear como se pueda. Entonces, antes de hablar en general de los TAXISTAS, averigua cómo está viviendo esa persona, quizás en su casa no hay comida, tienen hijos que quieren salir adelante. La delincuencia en esta ciudad incrementa diariamente, entonces no les exijamos a los taxistas que no nos quieran llevar, a mí siempre me dicen que no pero yo me pongo a pensar, en lo que va corrido del año más de 4 taxistas han sido atracados en mi calle y pienso claro, no quieren arriesgarse. 

 Claro, no todos son groseros, no todos son amables, yo lo único que les pedido que no generalicen porque gracias a un taxi, no muero de hambre.

 Entonces amigo, piensa bien lo que dices, el único que nos puede juzgar es Dios y él es Dios de amor.